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Hope: la pequeña gran rockera

Mi querida estrella HOPE:
Hoy ha llegado el invierno, el día más corto, la noche más larga. Ayer se anticipó en mi corazón y fue el día más triste, la noche más fría.
No quería escribir esta crónica, no desde mi alma humana y débil que llora en las despedidas y se aferra a cosas mundanas que a los perros no os importan. Por eso anoche, cuando ya te habías ido, salí a pasear mi alma de perro en la oscuridad para aullarle a la luna mi dolor en soledad. Pero no encontré la luna. Allí en lo alto había una estrella que brillaba más que el resto, con un brillo intermitente, parpadeante… Y entonces te imaginé con tu parche de princesa de Éboly, guiñándome el ojito con complicidad para decirme que habías llegado y que todo estaba en orden.
Y he sonreído pensando algo que había olvidado: que los perros sabéis hacer las cosas bien.
He recordado tu reciente viaje para reunirte con tu ángel salvador, reencuentro y despedida a la vez, tan breves como intensos y llenos de emociones, como la misma existencia. Un viaje con mensaje subliminal, no escrito, en una sola imagen: Consuelo y Esperanza, de la mano, como un mantra para conjurar los malos momentos. Y tu vuelta trayendo a Lía contigo para pasarle el testigo de una vida que todos merecéis y muchos no disfrutan jamás. En el camino salió el arcoiris, y ahora sé que allí estaban Martha, Atos, Zeus, Mel, tu adorado Pipo…, y todos los demás, satisfechos lanzándote un mensaje: por fin se había cerrado el círculo (ese círculo que con tanta insistencia parecías querer cerrar dando vueltas sobre ti misma, sin saber cómo hacerlo) y te esperaban con ellos.

Y ahora estás ahí, con tu gran mochila a rayas de colores, esta vez llena de trocitos de corazones, con tu parche, con tus botitas para pisar fuerte como siempre has hecho, con tu disfraz de princesa y aquel otro de ewok que nunca llegaste a lucir pero que tanto me hacía reir sólo de imaginarte de esa guisa.
Esta carta no es un homenaje sino un GRACIAS por todo lo que nos has dado sin saberlo, por hacernos un poco más humanos y un poco más perros, por enseñarnos que da igual cómo sea el camino de duro si vamos pata con mano.
Pequeña Hope, te prometo que por muy mal que vayan las cosas, nunca perderé la Esperanza.
Lametones.

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*Hope nos dejó el 20 de Diciembre de 2016

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